miércoles

Coaching


El objetivo del coaching está puesto siempre en abrir posibilidades de acción y que el consultante asuma el poder que está en sus manos.   La respuesta nueva o diferente que adoptará también será consecuencia de una transformación personal.

En inglés, la palabra coach significa entrenador, ya que proviene del mundo del deporte, pero coaching es más que un entrenamiento, es un proceso de aprendizaje, ya que nada ocurre sin una transformación personal.

Este proceso transforma nuestra forma de estar en el mundo, ya que al cambiar nuestra forma de observar, podemos modificar también nuestra manera de actuar, de operar en el mundo. Por lo tanto, también nuestros resultados serán diferentes.   Se trata de aprendizaje más transformación.

El coaching es un proceso provocador y desafiante ya que requiere cuestionar las estructuras rígidas de nuestra forma particular de ser y de nuestras antiguas concepciones.

Durante el proceso el coach actúa como detective,  el detective no es juez;  se trata de investigar, no de juzgar.

Desde el coaching abordamos la situación haciendo foco en la brecha entre intenciones y resultados, indagando en los supuestos, en la fundamentación de los juicios, en sus percepciones o emociones, etc.   Buscamos cómo asumir responsabilidad frente a las circunstancias, explorando alternativas y diagramando cursos de acción para generar aprendizajes que lo lleven a expandir su capacidad de acción efectiva, que se manifestarán en la generación de nuevas respuestas.

Todos tenemos una zona de confort, donde tenemos todo el conocimiento adquirido. Para aprender, para expandir nuestra conciencia y capacidad de acción, es necesario salir de nuestra zona de confort.
Como proceso, coaching es una invitación a salir de la zona de confort para cuestionar y cuestionarse el modo de pensar, de comunicarse, de observar, de actuar, para aprender nuevas respuestas ante los viejos y nuevos desafíos.

Responsabilidad es otro punto fundamental, es como responder frente a las situaciones o circunstancias.    Ante la pregunta ¿por qué cayó el objeto?, algunos responderán “por la fuerza de la gravedad”; otros dirán “porque lo soltó”.  Ambas son respuestas válidas, entonces ¿Dónde radica la diferencia?    En la primera explicación estaremos poniendo la responsabilidad fuera de nosotros (fuerza de la gravedad); en la segunda asumimos responsabilidad (yo lo solté).  Cada una de ellas genera respuestas y acciones claramente diferentes.

En una explicación irresponsable dice: “yo no tengo nada que ver con lo que pasa… ni con su solución”  No asumo la responsabilidad, me declaro inocente, pero al mismo tiempo también impotente e incompetente

Haciéndome cargo del problema, puedo ser parte de la solución. Por ejemplo se cayó el sistema, aquí no me hago culpable, ya que no elegí que se cayera.  Asumo, sí, el poder está en mis manos,  comunicando el inconveniente y solicitando ayuda o pidiendo sugerencias; me transformo en protagonista.

¿Qué historia preferirías contar? ¿La historia de la víctima o la historia del protagonista?

Mi ser es definido desde mí, no desde la actitud del otro.  Actuamos como somos, pero también somos como actuamos. La acción genera ser.  Puedo elegir.

El proceso de coaching es un proceso de asunción de responsabilidad. Si el problema está afuera, ¿Cuál será la necesidad de cambiar?    Coaching es aprender a revisar nuestros juicios, nuestros procesos de razonamiento y a darnos explicaciones generativas; a ser protagonistas con posibilidades de acción efectiva.  Es aprender a dar explicaciones en primera persona.

Otro tema fundamental está relacionado con los modelos mentales.

Albert Einstein dijo:   “locura es hacer lo mismo una y otra vez intentando obtener un resultado diferente”     ¿Qué es lo que frecuentemente ocurre?  Cuando nuestros resultados no coinciden con los objetivos propuestos intentamos la misma acción una y otra vez (por ejemplo haciéndolo más rápido), sin tomar conciencia de que esas acciones provienen de la interpretación de un observador que le otorgó un particular significado.  De lo que se trata es de aprender a pensar de una manera diferente, lo que implica modificar ese modelo del observador.    

En conclusión, si queremos obtener resultados que nos aproximen con mayor eficacia al objetivo deseado, habrá que enfocar no en las acciones, sino en el tipo particular de observador que cada uno es,  en nuestros modelos mentales, en nuestras interpretaciones del mundo.  Con toda seguridad, las acciones consecuentes y sus resultados serán diferentes.

La tarea del coach consistirá en ayudar al consultante a aprender a ser un observador diferente.  Coaching es un tipo particular de aprendizaje que requiere trasformación personal.

El coaching apuntará no solo a la expansión de la capacidad de acción de una persona, sino que esta será consecuencia de una modificación del tipo de observador que esa persona es.   Transformando el observador, abriremos posibilidades para generar nuevas respuestas donde antes no las había.   Es un proceso que procura producir aprendizaje focalizando no en las acciones sino remitiendo a la particular forma de ser – por tanto de actuar – de las personas.

En su carácter de detective, el coach, mediante herramientas conversacionales, indagará profundamente, hasta en aquellas cosas que se presentan como obvias desde el punto de vista del consultante.  Junto con él, buscará verificar peldaño a peldaño, la veracidad de sus inferencias, juicios y razonamientos.

Descubrimos que nuestras opiniones, a partir de las cuales actuamos en el mundo, están muchas veces distorsionadas por creencias infundadas que fueron construidas en una sucesión de inferencias.

A veces basta con revisar el modo en que el consultante alega o indaga, para que ocurran profundos insights en reacción con el darse cuenta o considerar como es parte contribuyente en cada situación.
         


(Artículo basado en el libro de Leonardo Wolk, “El arte de soplar brasas”)



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